Durante nuestra vida hemos ido “aprendiendo” a cocinar a partir del ejemplo que vimos de diferentes personas, nuestros padres, amigos, programas de cocina; y simplemente replicamos lo que ellos hacen sin entender el porqué.
Esto termina limitándonos pues nos enfrascamos en una única forma de hacer las cosas eliminando nuestra creatividad y la posibilidad de explorar con tranquilidad el arte de la cocina.
Todo esto lleva a que nuestra percepción sobre la cocina se perjudique y entremos en una monotonía y estrés de sólo pensar en tener que cocinar.